Timo de la Lotería.
Los autores realizan un envió masivo de correos electrónicos a direcciones obtenidas por Internet, en los cuales utilizan fraudulentamente logotipos tanto de organismos de lotería nacional (“Lotería Primitiva”,”El Gordo de la Primitiva”,”Loteria Nacional”, etc.) como inventados (“Nacional Loto” y similares), en los que afirman que el receptor ha sido agraciado con el primer premio (que es millonario), a pesar que la presunta victima no ha participado en ninguna clase de sorteo (Se le dice que ha sido seleccionado al azar por medio de su dirección de correo electrónico, o de entre los que han visitado determinadas páginas Web, o explicaciones similares).
El único requisito que hace falta para cobrar el cuantioso premio es el paco de una cantidad de dinero en concepto de pago de impuestos, aranceles, tasas o similar, para lo cual se facilita una cuenta bancaria o se solicita una transferencia a través de Western Unión. Es frecuente también que los autores utilicen los logotipos de empresas aseguradoras o bancarias de prestigio o incluso de algún Ministerio con el fin de “garantizar” la autenticidad de los mensajes y por lo tanto el cobro del premio. Asimismo los teléfonos de contacto y números de fax se corresponden con teléfonos móviles con tarjeta de prepago.
Una vez que la victima ha ingresado la cantidad de dinero solicitado, se consuma la estafa y ya no vuelve a saber nada de los autores.
Trileros.
La estafa consiste en incitar al público a participar, mediante apuestas de dinero, en juegos de habilidad que, aparentemente, permite grandes posibilidades para el que participa y que se ofrecen en plena vía pública, sobre una pequeña mesa. El juego más utilizado consiste en descubrir en qué lugar se esconde una bolita que es tapada por una chapa o vaso. Para que el juego parezca más fácil, en torno a la persona que mueve las chapas o los vasos (el que dirige el juego), hay uno o varios “falsos jugadores” (ganchos), los cuales ganan dinero fácilmente de acuerdo con la persona que mueve las chapas. Al principio, se deja ganar a la persona que inicia el juego, para que, animado por el éxito, juegue una cantidad importante. La mano es más rápida que la vista, por lo que cuando la cantidad es importante, la víctima pierde irremisiblemente su dinero. Es frecuente en ferias y mercadillos.
El suertudo.
La estafa suele desarrollarse en lugares de tránsito (estaciones, cajeros, etc.) mediante una persona que abordando a la víctima manifiesta tener un billete de lotería premiado y que por las prisas no puede cobrar. Pide a la víctima desesperadamente que le abone la cantidad del premio o, incluso, menos, ya que debido al viaje que tienen que hacer no puede cobrar. Para dar mayor credibilidad interrumpe otro aparente transeúnte (gancho) que suele afirmar la autenticidad del premio exhibiendo un listado de boletos premiados en un periódico. La víctima accede a aportar la cantidad del dinero premiado y cuando va a recuperarlo a la ventanilla de la lotería comprueba que el billete es falso.
La Estampita.
La víctima (el ciudadano) es abordado por una persona que aparenta tener cierta discapacidad intelectual (estafador 1). Ésta le enseña una bolsa que parece estar llena de billetes, incluso pueden verse algunos. El estafador 1 no da ninguna importancia a lo que lleva diciéndole a la víctima que en la bolsa lleva “estampitas” o “cromos” y que en casa tiene muchos más. En ese momento interrumpe otro aparente ciudadano [estafador que hace de gancho (estafador 2)], el cual ofrece a la víctima la posibilidad de engañar al estafador 1 comprándole la bolsa por una cantidad de dinero. Sin embargo, el gancho, dice no tener dinero para participar en la “compra” de la bolsa. No obstante anima a la víctima a realizar la compra dados los grandes beneficios que le va a reportar el “engaño” al estafador 1. Incluso, el gancho se ofrece para acompañar a la víctima a buscar dinero, al objeto de que no tenga ningún contratiempo. Una vez que la víctima materializa la “compra” entregando el dinero por la bolsa desaparecen los dos estafadores. Cuando la víctima abre la bolsa comprueba que no contiene billetes sino tacos de recortes de papel.